Pluma para escribir

Redactar para web: 3 mandamientos básicos

Iciar Etxebarria

4 de diciembre de 2021

En un presente y futuro digital en el que la mayoría de personas y organizaciones gozan de su propio espacio en internet, es fundamental formarse en redacción en general y en redacción digital en particular.

Aunque ambas se alimenten de normas comunes, la redacción digital y web poseen ciertas características propias que la hacen especial y que conviene tener en cuenta a la hora de escribir nuestros textos.

Cómo lee el usuario

En 2006 se identificó el patrón F como forma mayoritaria de leer una página web, según el cual el usuario comenzaba realizando una línea horizontal de izquierda a derecha en la parte superior, volvía al inicio, seguía otra línea similar algo más abajo (pero más corta) y por último escaneaba el contenido restante desde la izquierda de manera vertical.

Es por este concepto fundamental que la redacción web especializada ha intentado todos estos años ubicar la información más importante en la cabecera y sobre todo en la parte izquierda de la web (inicio de los párrafos).

El propio Google y herramientas de posicionamiento SEO nos dictan que nuestras keywords deben ir preferentemente situadas a la izquierda:

Ejemplo de snippet optimizado para SEO del proyecto realizado para Reeduca Fisioterapia:

Sin embargo, ya se ha demostrado que no existe un único patrón de lectura en el mundillo digital, tal y como señalan los mismos autores del estudio, Nielsen Normal Group, grupo referente en investigación de experiencia de usuario y que hemos usado de referente en el artículo sobre los 10 principios básicos de usabilidad.

Lo que si podemos sacar en claro es que todos los patrones identificados (patrón de pastel en capas, patrón de omisión, patrón moteado…) se basan en el escaneo, con el que generalmente nuestros ojos van saltando de un lugar a otro cual mono loco buscando puntos de interés, independientemente de qué ruta sigan.

Este comportamiento es natural ya que la vista se cansa mucho más leyendo en una pantalla que leyendo en una revista. El ojo no está preparado para leer grandes masas de texto en digital (si no queremos acabar con dolor de cabeza).

Solo hay una excepción a estos modelos: el llamado “patrón de compromiso”, según el cual el visitante web va leyendo palabra por palabra porque realmente está “comprometido” con ese contenido. Esto ocurre sobre todo en blogs especializados, en los que se leen posts más o menos extensos que contienen información relevante para nosotros.

Sin embargo, no es la norma general en el universo digital. 

Primer mandamiento: minimalismo

En consonancia con lo anterior, la primera norma en redacción digital es que si queremos trasladar eficazmente cierto mensaje a nuestros visitantes web, hemos de huir de escribir párrafos y párrafos.

Tenemos que identificar cuáles son las ideas principales a transmitir y redactarlas de forma sencilla y concisa. Es el punto en el que más se atrancan las personas que no están acostumbradas a redactar en digital.

La capacidad de síntesis, aunque parezca sencilla, es uno de los aspectos más difíciles de esta forma de escribir. Hay que convertir las frases kilométricas y rimbombantes sin comas ni puntos en frases simples, en las que plasmamos la esencia de lo que queremos decir.

Sin adornos, sin palabras superfluas.

Ejemplo real de misión de una compañía:

Esta oración abarca seis líneas e intenta transmitir demasiadas ideas a la vez. Lo más probable es que tras leerlo, no seamos capaces de identificar qué ideas hemos asimilado.

Habría que dividirla en dos o tres oraciones que representen 2 o 3 ideas diferenciadas.

Una frase, una idea. 

Segundo mandamiento: cuida la ortografía y gramática

Si un aspecto negativo a destacar tiene el ecosistema digital es la dejadez con la que se trata nuestra lengua. Las redes sociales, el uso del móvil y la instantaneidad han hecho que poco o nada nos preocupemos por escribir bien. Se ha banalizado el asunto de tal forma que ya nos encontramos con erratas de todo tipo hasta en los perfiles de medios de comunicación reconocidos.

Existen herramientas que podemos utilizar para salir de dudas en el caso de que no estemos seguros de cómo se escribe una expresión: RAE, Fundeu, Diccionario Panhispánico de Dudas… Tampoco es necesario caer en el purismo, se puede colar alguna errata (hasta en soportes impresos) pero hay cierto umbral que no debemos superar.

Escribir en digital no debe ser sinónimo de libre albedrío. Textos con errores ortográficos, faltas de concordancia e incoherencias restan profesionalidad y seriedad a la marca. Siempre.

Tercer mandamiento: dale cuerpo al cuerpo

La última cuestión básica que creo fundamental en la edición digital, muy relacionada con la primera, es cómo formateamos nuestros textos. No basta con escribir, hay que darle forma y estructura visual a ese contenido que hemos creado.

Para ello:

  • Usaremos títulos y subtítulos que ayuden a dividir correctamente las ideas de una forma jerárquica y coherente.
  • Escribiremos párrafos de 3 o 4 líneas como mucho.
  • Nos serviremos de bullet points o listas cuando sea posible para ayudar al ojo a ese escaneo que hemos citado previamente.
  • Aprovecharemos recursos web como acordeones, conmutadores y módulos destacados para intentar evitar las masas de texto.
  • Las negritas ayudan mucho. Si se usan con sabiduría resaltando palabras clave, son estilos que facilitan un montón la lectura y guían al usuario por lo importante.

Conclusión

En la web no hay que contar todo. Quizá el mayor mandamiento que engloba los otros tres es la necesidad de aceptación de que no vamos a poder contar todo lo que queremos.

Hay que elegir y sacrificar.

Elegir lo imprescindible y sacrificar lo innecesario.

Una página web, sobre todo si hablamos de web corporativa, no deja de ser el comienzo de una posible futura amistad. Su misión no es relatar toda nuestra historia y naturaleza de un plumazo, al igual que el escaparate de una tienda no pone toda su mercancía en él.

El objetivo de una web es mostrar al visitante las 3 o 4 ideas más importantes y atractivas de la organización y guiarle hacia nuestros objetivos ya sean: venta en el caso de una tienda online, formulario de suscripción, página de contacto para continuar nuestra relación etc.

Con todo esto, ya tenemos los pilares para revisar nuestros soportes digitales y mejorarlos, porque si algo bueno nos ofrece el mundillo de internet es la posibilidad de repensar y evolucionar de forma ágil, sin imprentas de por medio.

¿Se te ocurre algún mandamiento básico más?

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