Tanto si estás pensando en crear una web por tu cuenta como si consideras contratarla, quizá te venga bien conocer unos principios básicos que debes manejar formerly de ponerte manos a la obra y los pasos a seguir para tener una página con un mínimo de calidad.
1 – Forma y contenido
Una web tiene dos dimensiones igualmente importantes: la forma y el contenido. No tiene sentido darle más importancia a una o a la otra. Un sitio visualmente muy potente pero con una redacción mala o sin esencia no transmitirá profesionalidad. Asimismo, una página escrita por un maestro del lenguaje pero con un diseño poco atractivo o demasiado complejo, tampoco invitará al usuario a seguir conectado. El primer paso para crear una buena web de calidad es tener en cuenta la importancia de estos dos aspectos.


2 – El montaje es lo último
Planifica. Nunca, nunca empieces a montar una web sin una planificación o plan previo. Esta es la parte que se suelen saltar muchas personas debido a que se considera una fase más “aburrida” y a la impaciencia por comenzar a construir directamente la web. Quizá sea también la parte más importante que marque la diferencia entre una web pensada y un esperpento improvisado. Construir sobre la marcha, por sensaciones… es como empezar una casa sin un plano de arquitectura.

¿Qué debe contener mi plan?
El plan es bajar a tierra de lo que tenemos en nuestra mente. Nos ordena las ideas, nos arroja luz sobre lo que vamos a crear y se transformará en un resultado más coherente. Nos ahorrará pérdidas de tiempo de “ahora cambio esto, ahora esto otro” y nuestro trabajo estará mucho más dirigido.
Un plan mínimo para empezar a dar forma a una web debería contener la siguiente información:
Objetivo de la web
Imaginaos dos webs de dos tiendas. Una de ellas tiene como meta empezar a vender productos en internet. La otra, que aún no se ha lanzado a vender online, quiere atraer más visitas al local físico. Aunque las dos tengan su catálogo de productos visible, la estructura y mensajes que va a lanzar la página van a ser completamente diferentes. Tómate un tiempo para escribir (y digo, escribir) los objetivos principales y secundarios de tu web.
Público objetivo
Esencial. Si no sabemos para quién escribimos, no comunicaremos eficazmente. No vale “para todo el mundo”. Es muy difícil mantener un registro tan neutro que valga para todos (quizá Amazon puede). Encontraremos diferencias por ejemplo en el nivel de conocimiento del usuario. Una empresa que vende el producto tecnológico X tendrá que analizar bien hasta qué punto su público sabe del tema para no dirigirse en términos ni demasiado técnicos ni demasiado infantiles. Un buen ejercicio es hacer un boceto de la “persona tipo” que es tu público: ¿qué edad tiene? ¿dónde vive? ¿qué inquietudes tiene? ¿cuánto sabe del tema?
Mensajes y arquitectura
Una vez identificados los objetivos y el público podemos ahondar en los mensajes clave (¿qué queremos decirles a estas personas?) y trasladarlos en una arquitectura básica (las páginas que necesitas para ello). En este paso ya puedes tener un esquema general de tu web.
Desarrollo de contenidos
Llega el momento de escribir. ¿Escribir antes de montar la web? Sí. Por supuesto que este contenido puede ser condicionado por el design que hagamos a posteriori pero no debe ser determinado. El diseño no puede dictar lo que escribimos. Es necesario partir de un contenido bruto y después adaptarlo al diseño para que ambas cosas se mimeticen con sentido.
3 – Mira la competencia
Nos encontramos muchas personas reacias a mirar a la competencia bien porque no quieren “copiar” o porque quieren ser 110% originales. Pues bien, si te saltas este paso, te privas de una fuente de información muy valiosa para complementar tus criterios. No se trata de copiar, se trata de enriquecer tu visión del sector en el que te mueves. Verás cosas que te gustan, cosas que no, webs a las que me quiero parecer, webs a las que no… Todo esto te aportará ideas que podrás poner en práctica (o no) e inspiración para empezar el montaje.

4 – Cuida los colores y tipografías (o identidad de marca)
Cuida que tu identidad de marca se plasme en toda la web. Si no la tienes aún, es el momento de trabajarla.
En lo que concierne a la web, es esencial definir una paleta de colores y tenerlos identificados con su correspondiente código. Por supuesto, elígelos en función de tu público y de tu sector (no más de dos o tres).
Hoy en día hay muchas herramientas online que nos ayudan a escoger colores con sentido sin tener que ser diseñadores expertos:
En cuanto a las tipografías, conviene no mezclar más de dos.
PD: La identidad de marca o branding es todo un mundo y precisamente por eso hay profesionales que se dedican exclusivamente a ello, pero esto daría para otro post entero.
5 – Empieza el montaje
Y por fin, tras completar los pasos anteriores ya tenemos los ingredientes básicos para empezar a cocinar. Gestores de contenido como WordPress y Prestashop nos dan una tecnología asequible e intuitiva para empezar a reflejar en la pantalla lo que hemos concebido en papel.
¿Quieres dejarlo en manos de profesionales?
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